Responsabilidad y coordinación
Información básica
La dirección y supervisión de obras es una de las tareas más exigentes del sector de la construcción.
El jefe de obra es responsable de supervisar y controlar una obra, o incluso sólo una zona concreta.
El jefe de obra asume la responsabilidad de la correcta realización de los trabajos de construcción. El jefe de obra puede realizar su trabajo como jefe de obra para el cliente (comitente) y, por supuesto, también en nombre de la empresa constructora encargada (contratista).
Una de las tareas más importantes del director de obra es supervisar la ejecución del proyecto para que cumpla la licencia de obras, los planes de ejecución y toda la normativa pertinente.
Coordinar a las partes técnicas implicadas, llevar un diario de construcción y supervisar el calendario y el plan de costes es una de las actividades más importantes del director de obra. Por supuesto, la aceptación de los trabajos de construcción, la detección de defectos y la posterior aplicación de la rectificación de defectos, así como la verificación y aprobación de facturas, también forman parte del abanico de tareas.
La entrega del proyecto de construcción, incluida la recopilación de los documentos necesarios para la entrega, la enumeración de los periodos de garantía y las solicitudes de aceptación y participación oficiales, forman parte de las tareas de gestión y supervisión de la construcción.
La dirección de obra por parte del contratista se encarga de coordinar y supervisar los trabajos de forma que se terminen a tiempo y se garantice la calidad acordada, teniendo en cuenta la eficiencia económica. También se incluye la comprobación del cumplimiento de las normas de salud y seguridad en la obra y de todas las demás normativas oficiales.
Es especialmente importante que el jefe de obra o el supervisor de obra piense en el futuro con la mayor frecuencia posible en lugar de pensar, preferiblemente actuando en lugar de reaccionando y trabajando de forma sostenible en lugar de a corto plazo. La consulta e instrucción por separado del propietario del edificio privado en todas las fases de construcción y ampliación, con la correspondiente coordinación de los comerciantes para un proceso de construcción sin problemas, puede ser vital.
Una gestión de la construcción que funcione bien garantiza un proceso de construcción rápido y bien planificado.
Sin embargo, ¡también se tienen en cuenta las necesarias fases de reposo tecnológico!
Por ejemplo, el propietario del edificio puede evitar cargos dobles, como pagos de alquiler paralelos y costes de financiación innecesarios. Tanto si eres un constructor privado como un promotor inmobiliario comercial, estos costes imprevistos pueden hacer saltar por los aires tu presupuesto.
Por último, unas palabras desde la experiencia.
La resolución de problemas y las necesarias discusiones técnicas que el jefe de obra mantiene con los contratistas en nombre del cliente garantizan que éste pueda continuar con sus obligaciones y trabajo diarios.
Por tanto, el jefe de obra actúa como intermediario entre el cliente y los profesionales que realizan la obra. Se ocupa de los problemas y preguntas del cliente, los pone en conocimiento de las empresas que realizan el trabajo y los resuelve rápidamente de forma profesionalmente competente y objetiva. Este procedimiento no es unidireccional y, por supuesto, también se aplica a las preocupaciones de los artistas.
Por este motivo, un jefe de obra cualificado y experimentado siempre tendrá en cuenta ambos intereses, porque una cosa es cierta: la falta de objetividad y profesionalidad son, ante todo, perjudiciales para un proceso de construcción ordenado y, por tanto, para todos los implicados en la construcción.
Los costes de una gestión independiente y profesional de la construcción, con el correspondiente control de calidad, no son, ni de lejos, comparables a los costes derivados de una amplia rectificación de defectos o de interminables aplazamientos.
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